12.5.08

Concierto

Si hay algo que puede hacer que un día normal o incluso uno mediocre de un giro de 180 grados y se convierta en uno en el que te vayas sonriendo a dormir, es un buen concierto. Esto está claro. Lo que no se suele decir y también ocurre a veces es que, un buen día, puede acabar en el cajón del olvido por culpa de que ese concierto que tantas ganas tenías de ver ha sido una ruina. Y uno puede pensar que la razón de esto se ciñe exclusivamente a que el grupo al que has ido a ver te encantaba pero han dado un concierto horrible. Nada más lejos de la realidad.

Igual que los puertas revisan tu mochila para ver si llevar objetos arrojadizos o armas blancas, deberían llevar algún tipo de medidor de “subnormalidad” para restringir el paso a todo aquel que lo que le apetece no es disfrutar de la música, sino hacer el cafre y luego contarlo por ahí a sus amigos entre codazos y carcajadas. Como hasta el día de hoy estos medidores no han salido al mercado, a la mayoría nos toca compartir conciertos pegados con personas indeseables que te lo estropean con una gran variedad de sistemas que parece que se lo traen estudiado de casa. Véase:

Bailar, gritar a voces cuando el grupo en concreto está tocando una canción lenta. A modo personal he de decir que yo soy de los que en un concierto no canto las canciones (mover los labios siempre), primero porque para decir “guachu guachu” mejor me callo y segundo porque si canto no me entero de cómo lo está haciendo el cantante que es uno de esos a los que he ido a ver. No critico esto, lo que critico es hacerlo sin medida, que el de al lado destroce tu oído antes que los amplificadores y que te lleves sus empujones sin ningún tipo de control ni sentido, que una cosa es bailar y pasarlo bien y otra muy distinta es llamar la atención a empujones.

¿Quitarse la camiseta? Vamos a ver, TODOS los que estamos ahí tenemos un calor asfixiante, pero no por eso tenemos que restregar nuestra espalda sudada por el primero que se te cruce, que en el caso concreto de un concierto van a ser unos cuantos.

Fumar. En Inglaterra han prohibido fumar en los conciertos, no solo en las salas sino también en los estadios y es que no hay nada que irrite más que te quemen en los brazos quince veces por el simple hecho de estar ahí. En esto los peor parados son los no fumadores, claro, y no me preguntes por qué, alguna especie de imán.

Lo que de verdad me irrita es que suelen ser las mismas personas las que reúnen todas estas características, asi pues el concierto se enturbia cuando el tío en cuestión este cerca sin la necesidad de que en ese momento este haciendo nada malo porque en tu cabeza sabes que algo malo va a hacer dentro de poco. Estar pendiente de eso en lugar del grupo al que tenías tantas ganas de ver, es una gran... como decirlo...

4 comentarios:

Litos dijo...

...¿Y el imbecil que se sube 5 veces encima de los presentes a lo largo del concierto para llegar en volandas a cualquier lado y por el camino les pisa la cabeza, les quema con el cigarro el pelo...y lo que es mejor...se cae contra el suelo produciendo el encogimiento de hombros del personal que le ha visto y que pone cara de grima diciendo "vaya ostión"

...¿Qué pasa con ese?

Anónimo dijo...

A todo sí. En mi opinión esto que pasa en Madrid ocurre en muy pocos lugares. Los públicos suelen estar especialmente crispados, demasiado ocupados en estar los primeros, de empatía y habilidad social igual a cero para con sus compañeros de pista.
Buen ejemplo: el sarao interactivo de Standstill; nunca he visto tanta gente enfadada en mi vida, por no estar antes que los otros en todo. Y no vinimos a jugar a eso, no?.
Cada vez me entran más ganas de ir a conciertos más lejos. Y es una pena.

Anyway, yo sólo venía a preguntar por... a sugerir que... a comentarle al *catalogador musical* que hable de las categorías "emocionales". Esas que, además, corresponden a colores.
Sería bien :)

Besos

Anónimo dijo...

Y el típico brasas que primero empieza con los bailes incomodos, continúa por frotarse hasta cuando no hay música y visto que se produce un alejamiento inminente decide por fin darte conversación.
No se dan cuenta de que yo he pagado por un concierto.. no por una cita a ciegas con el primer borracho que asoma la cabeza, que además de fumar no lleva camiseta.

Grruuu...

Ana...

Nerea dijo...

Habrá que ir a Inglaterra a disfrutar de los conciertos.
A parte de por lo del humo... creo que la gente de allí chilla menos que la de aquí.
Y si no es el caso, seguro que conocen las letras o, por lo menos, saben que no dicen "guachu guachu" y sus muchas variantes.


PD: Ahhh!! es ese el significado!